Sărbătorile poeziei
G. Bacovia (1881-1957)
Voz singular, tal vez la última importante
dentro del simbolismo europeo.
Su poesía se funda en muy pocos elementos
–lluvia, metal, nieve,tristeza, soledad–, es de escaso color y
repite obsesivamente ciertas palabras. El ideal literario de Bacovia se
formó en un tiempo en que la lírica europea estaba dominada por
aquellos “poètes maudits”,sufriendo las influencias de Laforgue, Rodenbach,
Rimbaud, Verlaine.
Asumidos orgánicamente, Bacovia construye
su propio simbolismo conforme a su sensibilidad, renunciando a
todo lo que era rémora un tanto
barroca dentro de esta corriente.
Muy elaborados,
sus poemas, más allá de la economia verbal, son música
pura, dejando siempre la sensación de naturalidad y espontaneidad.
Solitario, aislado, sufrido,aunque escribió poco, goza de una enorme
popularidad; los poetas de todas las edades le dispensan un culto
particular.
OBRA: Poesía: Plomo; Chispas amarillas;
Con vosotros; Comedias de
fondo; Estrofas burguesas.
Plomo
Reposaban profundamente los ataúdes de plomo,
con sus flores de plomo, su adorno
funeral.
Estaba solo en la tumba… y hacía viento…
y crujían las coronas de plomo.
Dormía reclinado mi amor de plomo
entre flores de plomo y empecé a gritar.
Estaba solo junto al muerto y hacía frío…
y colgaban sus alas congeladas de plomo.
Bucólica
Brama el otoño.
Agónicos –a lo lejos–
los pájaros pasan
y en secreto se esconden.
Se oye la lluvia…
Nadie en la calle;
Si te quedas fuera
el humo te ahoga.
Lejos, en el campo,
caen, lentos, los cuervos.
Y largos mugidos
salen del establo.
Las tristes esquilas
baten el vacío…
Ya es muy tarde
y aún no he muerto.
Pálido
Soy el solitario de las plazas vacías
con tristes bombillas de luz desmayada.
Cuando las campanas claman en la noche
plena,
soy el solitario de las plazas vacías.
Me acompañan carcajadas lúgubres y sombras
que asustan a los perros que vagan por los
canales.
Bajo las tristes bombillas de rayos
macilentos,
me acompañan carcajadas lúgubres y
sombras…
Soy el solitario de las plazas vacías,
con luces y sombras enloquecedoras
que me inmovilizan y me hacen palidecer en
silencio.
Soy el solitario de las plazas vacías.
Neurosis
Afuera nieva como nunca,
mi amada toca el clavicordio
y la ciudad descansa ensombrecida
como si fuera un camposanto,
Mi amada toca una marcha fúnebre…
mientras que yo, atónito, me asombro:
Y ¿por qué toca ella una marcha
fúnebre...?
Y ¿por qué nieva como en un camposanto?
Llora ella caída sobre las teclas
y gime como en un delirio…
Desafinado se muere el clavicordio
y está nevando como en un camposanto.
También lloro yo y, temblando,
desmeleno su cabello sobre los hombros.
La ciudad descansa vacía
y está nevando como en un camposanto.
Raro
Solo, solo, solo.
En una lejana posada,
hasta el dueño duerme.
Las calles vacías,
solo, solo, solo…
Llueve, llueve, llueve…
Tiempo de beber
y oír el vacío,
¡Qué melancolía!
Llueve, llueve, llueve…
Nadie, nadie, nadie…
Es mejor así.
Y desde hace tiempo
no sabe de mí
nadie, nadie, nadie…
Tiemblo, tiemblo, tiemblo…
Cualquier ironía
queda para vosotros.
La noche está entrada,
tiemblo, tiemblo, tiemblo…
Siempre, siempre, siempre…
extravagancias de ahora
no me llamarán.
Sobre el sueño brumas,
siempre, siempre, siempre…
Solo, solo, solo…
Tiempo de beber.
Oiga cómo llueve,
¡qué melancolía!
Solo, solo, solo…
Anochecer triste
Aquella mujer cantaba salvajemente,
ya tarde, en el café vacío.
Cantaba salvajamente… con inmensa pena.
Todo a su alrededor era frenesí
y monstruoso estruendo de timbales…
Aquella mujer cantaba salvajemente.
Aquella mujer cantaba salvajemente…
Y nosotros eramos como una manada triste.
A través del humo del tabaco, como nubes,
pensábamos en mundos que no existen…
Y en prolongados, satánicos ecos,
aquella mujer cantaba salvajemente.
Aquella mujer cantaba salvajemente,
todo a su alrededor era frenesí.
Ninguno ha regresado a casa,
y lloramos con las frentes sobre las
mesas…
Mientras sobre nosotros, en el café vacío,
aquella mujer cantaba salvajemente…
G. Bacovia - Casa din Bacău |
Agosto
Hay algunos muertos en la ciudad, amor
mío,
por eso vine a decírtelo;
sobre el catafalco, debido al calor de la
ciudad,
lentamente se pudren los cadáveres.
Los vivos también circulan podridos,
cual barro que germina con el calor.
Hiede a cadáveres, amor mío,
incluso tu pecho está un poco marchito…
Deja en los tapices intensos perfumes,
trae rosas para ponértelas encima.
Hay algunos muertos en la ciudad, amor
mío,
y lentamente se pudren los cadáveres…
Poema final
Dejadme beber para olvidar lo que nadie
sabe,
escondido en la oscura taberna sin decir
palabra alguna.
Fumando, solo, sin que nadie sepa nada de
mí.
De otro modo es difícil vivir sobre la
tierra…
¡Que griten la vida y la muerte en la
calle!
¡Que lloren los poetas sus vanos poemas!
Sé que sólo el hambre no es una broma ni
un sueño.
Plomo, tempestad, vacío.
Finis…
La historia contemporánea…
Ya es hora… todos las nervios me duelen…
¡Ay, ven de una vez, grandioso futuro!
Tengo que irme para olvidar lo que nadie
sabe,
amargado por los crímenes burgueses.
Sin decir palabra alguna.
Perderme solo en el mundo, sin que nadie
sepa nada de mí…
De otro modo es difícil vivir sobre la
tierra…
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R. Darie Novăceanu - 2015