Sărbătorile poeziei
ION BARBU (1895-1962)
Junto
a Bacovia y Blaga, es la tercera gran B de la poesía rumana. Se graduó en la
Facultad de Ciencias de Bucarest y simultaneó casi siempre la poesía con las
matemáticas, alcanzando gran renombre en ambas actividades. Además de poesías
dispersas en las revistas de su tiempo, publicó un solo volumen titulado Juego segundo, dividido en tres secciones
dispuestas en orden inverso a las épocas en que fueron escritas: Isarlik, tema de ensueño oriental; Uvedenrode (palabra inventada por el
poeta), voluntad de pura encantación verbal dirigida a la creación de un mundo
imaginario, y la última parte, que no lleva título, sino un epígrafe de
Mallarmé: "Ne fut-ce que pour donner l'idée''. Se trata de un universo
hermético presentado a través de temas filosóficos.
ÍMPETU
No soy más que un eslabón de la gran
duda.
Frágil, la unidad me es efímera, pero
un racimo de vidas de mi muerte emergen
y el verdadero nombre que llevé es
Ondulación.
Por eso, encorvado bajo los tiempos,
despliego un largo tejido,
desde la hierba débil hasta la pensativa
frente,
y la rubia hilera de formas, subiendo de
un sol hacia otro,
en el inmenso mar de la vida difunde un pasado.
De la errante ola, de las eternas aguas,
me procuro el vestido de los que mueren,
y renovado y ágil ando —sutil
estremecimiento—
por orgullosas aulas y húmedas cuevas...
Así, abriéndome en la tierra enormes
puertas,
hacia ritmos no abarcados por la mente
jamás,
llevo a la Alta Balanza mi carga, rica
de tantas existencias y de tantas
muertes.
ARCA
En mi estremecida alma he construido un
arca
—deforme fantasma de bíblico navegante—,
y rebaños llenos de pensamientos ingresan
a bordo,
pueblos todos sometidos al poderoso cielo.
¡Vendrá el tiempo de la ira! Una lluvia
de gotas rígidas extiende rejas de acero.
El arca surca la niebla angustiosa,
el arca se inclina y corre sin término...
Y la última cima montañosa se sumerge...
¿Hacia qué orilla, Señor, hacia qué
Ararat
de la remota escarcha me lleva la
profunda ola?
Sobre el agua ha descendido la oscura
mortaja.
Oigo cómo se deshace un alma en otro
sitio,
lejos, en la agria melopeya de la lluvia.
Es de noche en alta mar... Y el arca te
espera, Jehová,
para que el mar del alma entrelace
arcoiris.
CANOA
Las sonoras bandurrias y todas las
canciones
dormitaron en el burgo de nuestra boda
tardía,
y en el incesante declive, hasta tú
renuncias
a permanecer en la agobiada cima. Quizá
él pueda quedarse más..., él, suntuosa
azucena
de la forma que sube y se desata como
de la orilla el agua, donde embarca tu
pensamiento,
dolorido, incierto y sojuzgado
Lohengrin...
Tímido pensar, ¿no ves cómo la
atormentada canoa
y el cisne que huye hacia bosques
sagrados,
quieren que cumplas el mandamiento? Mas
te faltan las fuerzas
para abandonar la tierra marchitade la boda de entonces.
Apresúrate, y en leve pliegue de jacinto
ponte primero la armadura, y tú, antiguo
orgullo,
yérguete hacia el reino olvidado, que
está requiriendo
tu estatura hecha de plata luciente.
Y pasarás...Grandes bosques rumorosos de
llantos,
estremecidos por algún romántico idiota,
abovedarán sus hojas; un instante se
oxidarán
casco y escudo en el juego de los viriles
destellos.
Albas incomparables, crepúsculos de
castillos
quemados, se reflejarán bajo el metal puro,
y la verde noche pálida crecerá, y darán
fruto
entre las aguas de la armadura semilleros
de estrellas.
Sagrado prófugo, deja que el río te
arrastre...
Pero más allá de la angosta
canoa, no mires,
pues el agua llevará y volverá a
imprimir,
oscurecido, el rostro de tu muerto amor.
EL ÚLTIMO CENTAURO
...del Sol abrazado por una
Nube...
En el último día se apresuró de un sitio
a otro
atónito... Pero al anochecer desplegó de
un golpe
sobre el verde crepúsculo, quebrando las
baldosas
con el real vaso de pensamientos crecidos
en la bestia.
Las alturas fundieron el insólito
bloque...
Tarde, hacia blancos fríos, con la carne
rociada,
salió como un caracol de vapor, mientras
desarraigado
se esclarecía dentro de la noche un
corazón de fuego.
Verdugo permanente, la sombra —hoja y
empuñadura—
cayó sobre el brasa con sus pesados filos
y la luciente bola se deshizo en pedazos.
La tierra dormita. Ni un centauro yerra;
solamente el no apagado trote de la clara
manada
hace soñar en los yacimientos de sus veneros de oro.
ADEMÁN
El viejo bastón, al que han perforado y
roído
las caries, el cuchillo, ya te lo
entrego. Como yo,
vas a tentar por turno a los atrevidos
destinos,
subiendo también al cielo de hierro y de ciprés.
Te está esperando la pesadumbre del vacío
pétreo.
No dudes, atraviésala; cuando —diamantinos—
los bosques de hierro en las colinas
surjan,
tira con confianza el bastón que ya no
necesitas.
De los barrancos, de las rocas, de las
piedras, en cuevas,
golpeado por todo, el bastón hará retumbar
con estentórea voz el caos de granito.
Pero encima, bajo la luz que ya renace,
dejando escapar la risa de tu pecho fortalecido,
cubre la retirada con carcajadas de
victoria.
JUEGO SEGUNDO
De la hora deducida, lo profundo de esa
apacible ola
penetra en el espejo como el tenue azul,
viviendo sobre el ahogo de las agrestes
manadas,
en las agrupaciones del agua, segundo
juego más puro.
¡Nadir latente! El poeta levanta el haz
de arpas esparcidas que pierde en inverso
vuelo,
y canta una canción, oculto como el mismo
mar
cuyas medusas pasean bajo verdes campanas.
Ion Barbu - Casa memorială |
TIMBRE
La gaita marchita en la llanura o la
flauta en el camino,
reflejan lentamente el dolor divisado, más alto...
Pero la piedra rezando, la arcilla
deshaciéndose,
y la onda desposada bajo el cielo, ¿qué
dirán y cómo?
Haría falta una larga canción, como
el rumor de la seda de los mares con sal,
o la alabanza del jardín de los ángeles
cuando sale
de la costilla varonil de Eva un tronco
de humo.
EL PAVO REAL
Se inclinaba, oriental y blando,
Para picotear el maíz en tu mano.
Azul vacilaba y caliente en sus faldas,
Tal los flecos de alcohol en el cuenco.
Por las ramas, tu loco con capucha,
De desiguales ojos, tremendamente triste
giraba,
Y te torció la mano como ropa chorreante,
y quebró el cuello del pájaro que latía.
......................................................................
R. Darie Novăceanu - 2015