Cu cărţile pe faţă
2.Tudor Arghezi şi George Bacovia în spaniolă
2.Tudor Arghezi şi George Bacovia în spaniolă
Către
Institutul Cultural
Român
Domnului Preşedinte
Horia-Roman Patapievici
Aleea Alexandru, 38
011824 Bucureşti
Stimate domnule Preşedinte,
Vă supun atenţiei propunerea publicării în Spania a două volume de poeme din opera lui Tudor Arghezi şi George Bacovia, în selecţia, traducerea şi prezentarea mea.
Şi aş dori să ştiu care este disponiblitatea Institutului Cultural Român de a sprijini acest proiect în cadrul Programului Publishing Romania pentru a proceda la îndeplinirea diligenţelor fireşti în materie.
Am în
vedere ediţii bilingve, apreciind că interesul cititorilor spanioli pentru
astfel de cărţi a crescut mult în ultima vreme şi, în acelaşi timp, sunt bine
primite şi de către românii aflaţi, de voie sau de nevoie, în Spania.
Posibilitatea
publicării fără un astfel de sprijin este destul de redusă şi chiar dacă în
alte cazuri am reuşit s-o realizez, demersurile de până acum au fost
infructuoase.
Evident,
mă interesează editurile de prestigiu, care-şi mai îngăduie luxul unor colecţii
de poezie, reuşind să aibă si o foarte bună distribuţie.
Am optat pentru cei doi poeţi - Răsăritul şi Nordul poeziei noastre
unul lângă altul, pentru că după Blaga - Apusul - publicat anul
trecut la Zaragoza, fără implicarea Institutului -, vreau să închid această
îndeletnicire, lăsând Sudul - Barbu - în seama celor ce vin după mine.
In
selecţia mea, anexă la aceste rânduri, e vorba de : Arghezi - 99 poeme, 1168
versuri; Bacovia- 72 poeme, 682 versuri.
In
funcţie de disponibilitatea la care fac referire, voi contacta câteva edituri
spaniole şi voi prezenta Institului Cultural Român valoarea cheltuielilor,
defalcate pentru fiecare operaţie în parte.
Nu-mi
cereţi, vă rog, completarea formularelor tip, nici însoţirea acestei scrisori
cu obişnuitul curriculum vitae.
In
aşteptarea răspunsului dumneavoastră, vă asigur de toată preţuirea mea.
Madrid – 10 aprilie 2008
TudorArghezi
(1880-1967)
El más importante poeta rumano moderno. Custodio de una galería de
arte en Bucarest, químico, monje, vendedor de periódicos en París, relojero en
Ginebra, estudiante en Friburgo, profesor de historia de las religiones en una
escuela militar.
Publica su primer poema a los
16 años y el primer libro de poesía a los 47. Redactor, director y fundador de
revistas y periódicos, fue encarcelado por colaboracionista (1918- 1919) y por
su actitud antifascista conoció los campos de concentración (1943).
Su obra es modelo de perfección idiomática. Reanimó formas literarias
desusadas e inventó otras, tales como la "tablilla", ingeniosa
mezcla de narración y ensayo penetrada de un lúcido lirismo. Obra: Poesía: Palabras adecuadas;
Flores de moho; Librito para el anochecer; Versos; Cien poemas; La colmena;
Canción del hombre; Versos escogidos; Hojas; Juegos de niños; Poemas nuevos;
Siete hermanos; Cadencias. Narrativa:
Tablillas del país de Kuty; Los ojos de
la Virgen; El cementerio de la Anunciación; Lina; Imágenes de madera; La puerta
negra; Páginas del pasado; Mundo viejo, mundo nuevo.
Mi dolor
Mi dolor de los
viernes es más suave el domingo.
Lo sufro, sobre todo,
cuando alguna campana
dobla deste una
torre.
Siento piedad y asco
por los días
de la semana. El año
está sombrío,
creció el tiempo.
La hora de un pasado
extinguido me llama
y no hay modo de
salir de esta hora
entre cenizas y humo.
Aún me tienta el amor
por el tiempo
porque parece mío,
tanto en el miedo
como en el valor.
¿Eres un héroe? ¿Eres
un cobarde?
Hombre arrastrado
como un trapo roto,
de los siete botones
quedan cinco,
Dos se perdieron:
uno entre las peñas,
otro hundido en el
valle.
Oyelo...Cae hacia la
eternidad.
Otoño tardío
Bajo la soledad de
noviembre,
y en cuanto alcanza
la vista,
se derrama el parque
envuelto en el sueño
fúnebre
de los espejos
humeantes.
Y es que entre los
árboles, milenariamente enfermo,
oscuro en sus
profundidades, se extiende un lago,
y la sangre de las
viñas y los castaños
flota sobre la
superficie cobriza del agua.
Por entre los
árboles, mi tristeza mira el horizonte
como un cuadro que no
comprendiera:
¿detiene el sendero
en lo hondo la arboleda o la espera?
El silencio es el eco
de las ramas peregrinas.
Hospital de la
tristeza, del remordimiento,
donde lloras tu amor
incumplido
y recuerdas, con
nostalgia y sufrimiento,
su imagen jamás
encontrada.
Algunos alerces se
han reunido a lo lejos,
mientras el parque
reza en un murmullo...
Se cierra el
anochecer como un libro
y el alma queda en
prenda entre sus hojas.
La ceniza de nuestros sueños
La ceniza de nuestros
sueños
cierne sobre nosotros
a montones,
como caen en los
búcaros
los pétalos azules
dañados
por algún insecto
oculto en las hojas.
Se agita el viento y
gime.
La tierra se une al
cielo,
las ciudades son
bolas y ovillos,
hondas guitarras de
maldiciones
y el aire está frío
como el hielo.
La tierra es un
molino vacío
con larvas mendigando
cobijo,
moviéndose en el
polvo muerto
que se escurre en el
caos...
La tierra de los
sueños que se han ido.
G. Bacovia
(1881-1957)
Voz singular, tal vez la última importante
dentro del simbolismo europeo. Su poesía se funda en muy pocos elementos - lluvia,
metal, nieve, tristeza, soledad -, es de escaso color y repite obsesivamente
ciertas palabras.
El ideal literario de Bacovia se formó en un
tiempo en que la lírica europea estaba dominada por aquellos "poétes
maudits", sufriendo las influencias de Laforgue, Rodenbach, Rimbaud,
Verlaine.
Asumidos orgánicamente, Bacovia construye su
propio simbolismo conforme a su sensibilidad, renunciando a todo lo que era
rémora un tanto barroca dentro de esta corriente. Muy elaborados, sus poemas,
más allá de la economía verbal, son música pura, dejando siempre la sensación
de naturalidad y espontaneidad.
Solitario, aislado, sufrido, aunque escribió
poco, goza de una enorme popularidad; los poetas de todas las edades le
dispensan un culto particular.
Obra: Poesía: Plomo; Chispas amarillas; Con
vosotros; Comedias de fondo; Estrofas burguesas.
Soy el solitario de las plazas vacías
con tristes bombillas de luz desmayada.
Cuando las campanas claman en la noche plena,
soy el solitario de las plazas vacías.
Me acompañan carcajadas lúgubres y sombras
que asustan a los perros que vagan por los
canales.
Bajo las tristes bombillas de rayos macilentos,
me acompañan carcajadas lúgubres y sombras...
Soy el solitario de las plazas vacías,
con luces y sombras enloquecedoras
que me inmovilizan y me hacen palidecer en
silencio.
Soy el solitario de las plazas vacías.
Afuera nieva como nunca,
mi amada toca el clavicordio
y la ciudad descansa ensombrecida
como si fuera un camposanto,
Mi amada toca una marcha fúnebre...
mientras que yo, atónito, me asombro:
Y ¿por qué toca ella una marcha fúnebre...?
Y ¿por qué nieva como en un camposanto?
Llora ella caída sobre las teclas
y gime como en un delirio...
Desafinado se muere el clavicordio
y está nevando como en un camposanto.
También lloro yo y, temblando,
desmeleno su cabello sobre los hombros.
La ciudad descansa vacía
y está nevando como en un camposanto.
Agosto
Hay algunos muertos
en la ciudad, amor mío,
por eso vine a
decírtelo;
sobre el catafalco,
debido al calor de la ciudad,
lentamente se pudren
los cadáveres.
Los vivos también
circulan podridos,
cual barro que
germina con el calor.
Hiede a cadáveres,
amor mío,
incluso tu pecho está
un poco marchito...
Deja en los tapices
intensos perfumes,
trae rosas para
ponértelas encima.
Hay algunos muertos
en la ciudad, amor mío,
y lentamente se
pudren los cadáveres...
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R. Darie Novăceanu - 2014