Sărbătorile poeziei
Virgil Carianopol (1908-1984)
Publica su primer libro
de poemas, Flores de espinas, a los
diecinueve
años, bajo influencia
surrealista, como casi todos los poetas de su
generación. Sin abandonar
jamás esta experiencia juvenil, no se entregará
por completo al
movimiento vanguardista rumano, para volverse
al universo tradicional,
hacia la vida rural de manera especial. Es el
poeta que más se busca a
sí mismo, siempre insatisfecho, siempre
descontento, vacilando en
una dualidad –creyente y pagano que lo
desgarra constantemente.
La guerra y los muchos años pasados en las
cárceles comunistas
truncarán su carrera poética, pero tendrá la capacidad
de reanudarla después de
casí veinte años de silencio total.
OBRA: Poesía: Flores de espinas; Virgil Carianopol; Un
oceáno, una
frente en exillio; El libro de las doncellas; La
hojarasca de mi otoño;
Escalera hacia el cielo; Poemas de la guerra;
Versos; Canciones del
ocaso; Canciones rumanas; Los violines de la edad;
Elegías y elegías;
Canciones de Oltenia; Luces para mi amor; Paisaje
rumano; Canción al
partir el verano.
Pena
Pintado sobre hojalata,
borrado por el paso del
tiempo,
Jesús, al borde del
camino,
descansa sobre Su cruz,
clavado.
De vez en cuando, algún
niño,
entregado a sus juegos,
le quita una mano del
clavo
y la deja colgar
libremente.
Otrora, el cierzo
embestía la santa madera,
lo arrancaba de la cruz
y lo tendía al suelo.
La gente, según cada
cual,
cuando llega el plazo
justo,
lo tienden de nuevo sobre
la cruz
y ponen los clavos en su
lugar.
¿Dónde está aquel viejo mentor?
Me reconozco
delante de aquella puerta
sin recuerdos,
solo, con mi indignación
rompiendo los cristales.
Me reconozco desde allí
y desde otros lugares.
Pero ¿por qué me acuerdo
de vosotros
como de una pistola?
¿Por qué me acuerdo de
aquella mujer
de miradas colgadas
dentro de mí
como unas frutas?
Te conozco, silencio,
como a un lugar vacío,
te reconozco,
adolescencia,
derrumbada encima de mí
como una casa.
Y a ti, mañana, te
reconozco
jugando con los gallos.
¡Ay, infancia de
pantalones
rasgados por los perros!
¿dónde están las
vacaciones que cada otoño
se convertian en pájaros
migratorios?
¡Era yo en aquel entonces
o solamente el noviembre?
¿Eramos nosotros o las
llanuras de cuellos erguidos
hacia la verde sed de los
maizales?
¿Dónde están nuestras
sombras
con las rodillas del
sueño en los párpados?
¿Dónde estoy?
Oh, viajante de humo,
tú, que no has tenido
descanso ni amadas,
descúbrete y quédate
allí,
allí donde hay un banco
para los recuerdos cansados.
Los lobos de mis años han
encanecido
Ahora sí creo, todo tiene
un fin,
inútil gritaba cuando
jóven, vanamente.
El tiempo no podía estar
a mi lado,
ni más bello de lo que
es, ni más generoso.
Otras veces, cuando
llovía, cuando me vencía la vida,
joven, la esperaba para
medirme con ella.
Hoy en día nada me duele,
Como si la vida no
hubiese sido mía.
Cuando se iban las
grullas, ansiaba palacios.
Hubiera querido apagar
todo el país en los fuegos.
Hoy en día estoy
tranquilo frente a la estufa,
escucho cómo gritan las grullas
y lloran.
Otrora, cuando se
emborrachaba el noviembre,
besaba dolorido las
miradas del amor.
Hoy en día estoy cansado,
no me atrevo a nada,
convivo con el silencio y
los recuerdos.
No grito más, no maldigo
a nadie.
Sobre mi vida hoy está
lloviendo suavemente;
no se quejan las nieves,
no soplan los vientos.
Los lobos de mis años han
encanecido.
Las alas
–¡No me pongas alas! He
protestado
frente al ángel que me
sujetaba,
mientras me ponía alas a
la fuerza
y me las pegaba a los
hombros.
–¡No quiero! pero él, con
la paciencia
que solamente los ángeles
poseen,
no me soltaba, aunque le
decía
que no sé cómo moverlas.
–¿No me oyes?
¿Precisamente conmigo?
¡No seas tan cruel!
No las malgastes, las
pegas inútilmente,
Pues yo jamás volaré.
–¿Eres sordo? Lo he
sacudido, golpeándole,
pero él trabajaba con más
apego que nunca.
Sabía que habrían de
faltarme.
Sabía que algún día
tendré que volar.
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© Darie Novãceanu - Antología de la poesía rumana contemporánea-,
Editura Elion – Bucarest 2002 y
Editorial Verbum – Madrid 2004
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