Sărbătorile poeziei
Emil Botta (1912-1977)
Poeta y actor, es tan
famoso por su trabajo en teatro, cine y televisión,
como por su obra
poética. Eminentemente expresionista, manifiesta
una actitud romántica
en su lírica, rica en recursos folklóricos. Sus imágenes
austeras y la retórica
musical refuerzan la intensidad y las actitudes
introspectivas de sus
poemas.
OBRA: Poesía: El
tenebroso abril; En las puertas del paraíso; Poesias;
Versos; Poemas; Una añoranza no saciada.
Castillo interior
Escalón tras escalón,
he caído en mi propia
arcilla.
Ahora oigo el paso de los
sepultureros
que llevan un ataúd hacia
su fosa.
Oh ¿de quién es, de quién
es el ataúd sobre los
hombros de esta gente?
La vida de las estrellas
se apaga por sí misma,
de sí misma saca la
tremenda voluntad de morir,
en su propia ceguera se
refleja,
fiel a sí misma y a su
luz.
Pero mi vida y mi muerte
andan afuera,
sin esperanza, lejos del
país.
La vida es bella y la
muerte más que cruel,
desearía que hiciéramos
de las tres voluntades
un cuerpo, un círculo,
una bella casa
con ventanas hacia el
Oriente.
Ay, estoy solo dentro de
mi arcilla,
escuchando los pasos de
los sepultureros
con mi muerte en sus
hombros, pesada.
El caballero del caracol de oro
Era un lunático
caballero,
todo coraza, todo hierro,
con un caracol incrustado
en las armas.
Mi divisa: «Lento
lentamente»
y debajo el adagio: «Quod
licet».
El escudero Tristeza, más
que fiel,
se hallaba a mi derecha.
Llegaba la noche con
ruiseñores.
Cantaba el bosque:
tú, hoja verde, la que
sabes
mi pesado dolor,
di una vez más,
di aquellas palabras:
«De bosques, de llanuras,
de un lugar solitario se
trata,
de un alma asesinada
entre los árboles,
en el sueño,
bajo la lámpara de la
luna,
la que alumbra el
paraíso;
de un lugar solitario se
trata»…
Era un caballero
lunático,
más lunático que la luna
del cielo,
con Tristeza, en una
noche impronunciada.
Post Ludum
Ándate, poesía, hacia los
robles guardianes
de las más altas cimas
y dales un saludo de uno
que fue.
Ruega a los pájaros que
se callen,
me han vuelto loco de
tanto gorjeo.
Ándate, poesía, de noche,
por entre los sueños de
mis padres
y bésales en la frente,
háblales en voz baja.
Diles que he cerrado la
última hoja del cuaderno
y que incluso las piedras
lloran ahora por mi destino.
Poesía, dile a mi madre
que me perdone,
soy una mala fruta
tirada por el que la
prueba;
tantas lágrimas ha
vertido por mí
y el suspiro se le ha
helado siempre en los labios.
Poesía, dile a mi hermano
que no he sido ángel,
tal como creyó,
que mi corazón es
castigo, remordimiento, horca,
y que por tantos malos
pensamientos que me han golpeado,
salvajemente, tengo un
sueño de brasas.
Diles a mis amantes que
no las he querido,
que errabundo las engañé
siempre.
Mi vida ha sido como un
sombrero,
como una copa dentro de
la cual
mezclas el azar de los
dados.
Si el gato amarillo
entendiera algo,
dile que mi pereza es
como la suya.
A la luz de miel que
transitaba por el jardín,
dile que me perdone
porque he sido siempre
sólo crepúsculo.
Después,
Poesía, no vuelvas más.
Nosotros dos no hacemos
una noble pareja.
Nuestra alianza queda
rota
y quisiera no verte más.
Nunca jamás.
Documentos sobre la melancolía
Entristecimiento que
abrazas
la cintura de las flores,
entristecimiento que
dejas caer
durante la última fiesta,
la del baile de todos los
años,
en los labios de las
flores hermanas
un beso suave, abrasador
como de nubes plateadas…
Crepúsculo, tú que haces
cambiar
en un instante de llamas
la peña eterna en brasas
y conviertes al césped en
una leyenda,
borrandoo el secreto del
No visto,
acercándonos la muerte
como una caricia
y el anochecer humilde
lleno de gracia…
Tú, entristecimiento y
tú, crepúsculo,
pesadumbres de mi alma,
ritmos de mi corazón,
quisiera petrificarme
entre vosotros
como entre dos iras,
agua hechizada entre la
tierra y el cielo.
R. Darie Novăceanu, 2014.