Sărbătorile poeziei
Gellu Naum (1915-2001)
Graduado en Filosofía y Letras en Bucarest, continúa sus estudios
humanísticos en París. A
partir de 1934 publica versos de visible actitud
surrealista, siendo uno de
los más destacados exponentes de la vanguardia.
Muestra una fascinante predilección por las asociaciones
imprevistas. Es uno de los
mejores traductores rumanos de
las literaturas francesa,
alemana, checa y yugoslava.
Obra. Poesía:
El caminante incendiario; La libertad de
dormir sobre una
frente; El corredor del sueño; El terrible prohibido; Vasco da Gama; El
castilo de los ciegos; El espectro de la longevidad; Médium; Poemas
sobre nuestra juventud; El sol tranquilo; El libro de Apolodor; Athanor.
Caparazón
La ciudad tenía solamente
una casa,
la casa tenía solamente un
cuarto,
el cuarto tenía solamente
una pared,
la pared tenía solamente
un reloj,
el reloj tenía solamente
una aguja.
Y durante todo ese tiempo
los niños
crecían y hacían una sola
pregunta,
mientras que los adultos,
inciertos y arrogantes,
se disminuían, se
disminuían sonriendo.
Gellu Naum - Desen, 1940 |
Ciclo
Cada otoño y primavera
el abuelo atravesaba con
las ovejas
el espacio
cárpato-balcánico,
ida y vuelta,
y las ovejas balaban
expresando de este modo
las mudas leyes de la
migración.
Un día las ovejas murieron.
En su vagabundaje
solitario
el abuelo se dejó crecer
unos largos bigotes
y empezó a cuidar una
manada de piedras.
Después el abuelo se murió
también,
los bigotes crecieron cada
vez más largos,
las piedras bajaron a la
tierra
y empezaron a pacer sus
bigotes.
Mucho mejor
Es mucho mejor tener
hojas, mucho mejor
quedarte en cualquier
parte lleno de hojas,
en cualquier parte de tu
contorno de frescura.
Al estar solo no puedes
leer más tus libros anaranjados,
ni sentarte de pies
cruzados sobre un banco
ni siquiera dejar el
sombrero cerca de donde estás,
tampoco dibujar con tiza
sobre el asfalto.
Pero cuando las lluvias te
hacen más lento,
puedes acudir sin prisa y
salir por las calles,
detrás de ti se queda una
mancha redonda inmensa,
en la cual puedes dejar el
sombrero como una fruta.
La hermana del sol
Durante el verano, cuando pasaba por el camino
haciendo círculos con sus
rodillas sobre la arena,
yo empezaba a cosechar mis
árboles.
Para cada palabra
rechazaban otras cinco,
le decía Hermana del Sol y
la quería
con un amor que no era
redondo sino rueda.
Ella era madre, novia y
rueda
sobre una tierra fangosa y
sin ruidos
y todo andaba bien como
dentro de una patata.
Los demás reconocían en
nuestros ademanes
las claras voces de sus
huesos
y para no oír las hondas
llamadas,
se tapaban los oídos con
hierbas.
Por encima pasaban los
pájaros,
que no se detienen nunca
en parte alguna.
Era el tiempo del ojo
cerca de un puente, cerca
de una vía de ferrocarril.
Gellu Naum cu Oskar Pastior - Comana, 1999 |
Paramos
Paramos para descansar.
Llegamos desde muy lejos y
nos hallamos muy lejos aún.
Nuestra arcilla tiene algo
de piedra,
nuestra rojiza arcilla
llena de serpientes que se
encienden,
pero no sé decir a los
demás, sobre todo a las muchachas,
que hemos hecho el amor
sobre mazorcas de maíz
y que desde entonces yo
soy el maíz,
no sé como decirles sin
espantarlas
que vivo dentro de una
rotación implacable.
Ellas duermen de pie sin
moverse,
en sus arcas de miel y de
leche
y se aprietan una contra
otra para calentarse.
Un viejo está roncando en
sus sueños,
lo estoy oyendo y para
tranquilizarle
imito el canto del gallo.
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© Darie Novăceanu - 2015